Ego
Lo más normal de una enseñanza espiritual es que busquemos en ella liberarnos del dolor y del miedo. Pero muchas veces no alcanzamos el éxito porque no vamos a la raíz del problema. Y el problema siempre es el mismo: El ego.
¿Qué es el ego?
La palabra ego en latín significa “yo”. El ego es aquella parte de nuestro pensamiento que limita la visión sobre la realidad. Sólo nos deja ver nuestro punto de vista, es rígido y controlador y, por ello, es dañino y destructivo. El ego influye en las decisiones que tomamos, pues interiorizamos una falsa idea de nosotros mismos, generalmente con tendencias al narcisismo y egoísmo, y en base a la cual exigimos que nuestro alrededor se comporte.
Para la psicología es la instancia psíquica a través de la cual el individuo se reconoce como “yo” y es consciente de su propia identidad.
En términos sencillos, se puede definir el ego como orgullo sobre uno mismo. Pensamientos tales como “mi cuerpo y mente”, “mi intelecto”, “mi vida”, “mi riqueza”, “mi esposa e hijos”, “yo debería ser feliz”, etc. proceden sólo del ego.
Desde un punto de vista espiritual, el ego significa, considerarse distinto de otros .Debido al ego, nos identificamos a nosotros mismos a través del cuerpo físico y de las varias impresiones en los diferentes centros de nuestro cuerpo sutil. A causa del ego, hacemos todas las acciones con un entendimiento que se limita a los 5 sentidos, mente e intelecto.
Cuando comenzamos a hacer esfuerzos conscientes para reducir el ego, empezamos a comprender que el mismo principio de la fuente existe dentro de nosotros. Si nuestro ego es alto, no podremos identificarnos con el principio de la fuente en nuestro interior. En términos sencillos, el ego genera orgullo, superioridad, vanidad y “yoísmo”. Además, una persona con alto ego es más susceptible a los ataques por energías negativas.
Desde el punto de vista del psicoanálisis de Sigmund Freud el “ello” se compone de deseos e impulsos, el “yoísmo o superego” de moral y reglas de la sociedad, y el “yo (ego)” es el equilibrio que permite a la persona satisfacer sus necesidades respetando las reglas que establece la sociedad.
Por otra parte, las personas que no saben controlar su ego y defienden su opinión sin escuchar a otras personas, suelen ser fuente de conflictos con amigos, familiares, pareja o compañeros de trabajo. Esa situación produce aislamiento.
El ego es uno de los mayores impedimentos en nuestra vida que reduce nuestra felicidad a nivel mundanal y también a nivel espiritual.
El ego actúa continuamente en nuestra vida y hemos de estar atentos de su presencia para identificarlo. Ello nos lleva a no tomarnos demasiado en serio, entonces todo problema desaparece porque los problemas de este mundo son problemas del cuerpo, de la personalidad con la que se identifica el ego, pero si tomamos consciencia que nuestro ser es más que eso, no hay problemas.
La importancia de controlar el ego para la salud.
La Universidad de Bradford en Reino Unido realizó diversos estudios que llegaron a la conclusión de que el 62% de las personas que creían tener siempre la razón, se veían afectados por el estrés y la ira, lo que afectaba a sus sistema inmunológico.
Así, despojarse del ego permitiría ampliar la forma de entender el mundo, ser más flexible y tolerante.
Ese no es un trabajo fácil, ya que requiere de un ejercicio de reflexión enorme, además de asumir errores y ceder. No obstante, el trabajo personal para llegar a un equilibrio que nos permita estar en consonancia con nosotros mismos y con los demás, siempre merecerá la pena. Al deshacerse del alto ego, se pierde el miedo a fracasar y nos preparamos para explorar nuevos lugares a los que no se llegaba antes por miedo.
¿Cómo liberarse del ego?
Para despojarse del ego hay que trabajar en unos pasos que a priori pueden resultar muy sencillos, pero que requieren de un trabajo interior importante. Especialmente, porque supone evitar o atacar justo a lo que lo alimenta.
• Liberarse de la necesidad de ser el mejor.
Alabarse y sentirse importante es necesario, pero identifica también tus aspectos a mejorar. Hay que ser conscientes de que todos somos valiosos en unos u otros aspectos y de que no se trata de ser el mejor, sino de mejorar respecto a nosotros mismos.
• No te sientas ofendido.
Esta sensación viene de cuando algo o alguien no cumplen tus expectativas o te hace una crítica. Todo no tiene por qué ser personal, así que en lugar de tomar todo como una ofensa y un daño a tu persona, mantente abierto al cambio y las opiniones de los demás. Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra.
• Libérate de la necesidad de tener razón.
El ego elevado conduce a la necesidad de tener siempre la razón, porque consideramos que todo lo que pensamos o hacemos es lo correcto. Así, practica el dar el brazo a torcer, a considerar otras opciones y entender otros puntos de vista. El Espíritu creativo es bondadoso, cariñoso y receptivo, y está libre de ira, resentimiento y amargura.
• No gires en torno a los logros.
Alcanzar el éxito en algo es satisfactorio y una fuente de bienestar. Sin embargo, no debemos centrar la vida en torno a ellos y que éstos sean los pilares de nuestra forma de relacionarnos con el mundo. No somos un trabajo mejor considerado o unos músculos bien definidos, somos el esfuerzo y la motivación que hemos tenido cuando algo no salía bien. Teniendo esto en mente, también será más fácil valorarlo en los demás. Todo emana de la fuente; tú y tu fuente son uno. No eres ese cuerpo y sus logros; eres el observador, fíjate en todo y agradece las capacidades que te han sido concedidas, la motivación para lograr cosas y las cosas que has acumulado, pero atribuye todo el mérito a la fuerza de la intención que te dio la existencia y de la que formas parte materializada.
• Libérate de la necesidad de ganar.
Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Empeñarte en ganar es un método infalible para evitar el contacto consciente con la intención. ¿Por qué? Porque, en última instancia, es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte que tú, y siempre volverás a sentirte insignificante…y despreciable.
• Libérate de la necesidad de ser superior.
La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento, con constante conciencia de que no hay nadie mejor que nadie en este planeta.
• Libérate de la necesidad de tener más.
El Mantra del ego es más. Por mucho que logres o adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente. Te verás luchando continuamente y eliminarás la posibilidad de alcanzar la meta, pero en realidad ya la has alcanzado, y es asunto tuyo decidir cómo utilizar el momento presente de tu vida. Irónicamente, cuando dejas de necesitar más, parece como si te llegara más de lo que deseas. Como estás desapegado de esa necesidad, te resulta más fácil transmitírselo a los demás, porque te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfecho y en paz.
• Libérate de tu fama.
La fama que tienes no está localizada en ti, sino en la mente de los demás y, por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella. Si hablas con treinta personas, tendrás treinta famas distintas. Conectarse a la intención significa escuchar los dictados de tu corazón y actuar basándote en lo que tu voz interior te dice que es tu meta aquí. Si te preocupas demasiado por cómo te van a percibir los demás, te habrás desconectado de la intención y permitido que te guíen las opiniones de los demás. Así funciona el ego.
“Cuando el ego muere, el alma despierta.” – Mahatma Gandhi.
Fuente: Web.
Loren.
By: Rincón Mágico De Épona.
@rinconmagicodeepona
Muy interesante y muy completo ��
ResponderEliminarGracias 🌿🙏💚
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