AS AIRAS DE GONDULFES
Buenos días, buenas tardes, buenas noches almas del
universo, hoy en cultura y tradiciones de la aldea de Gondulfes (Ourense), os
queremos compartir un Rincón Mágico de la Aldea en el que el elemento “aire” ha
tenido gran protagonismo. Nuestros ancestros aprovechaban los recursos que
tenían a mano de la mejor manera posible. Honraban a los cuatro elementos, al
sol, a la luna, a la lluvia, a la madre tierra para obtener los mejores
beneficios en el desarrollo de la
agricultura, ganadería y propia supervivencia de manera sostenible
respetando el entorno que les rodeaba.
En el adviento de la agricultura,
se comenzaron a cultivar los cereales, se desarrollaron varias técnicas,
herramientas e instalaciones específicas. Una de estas instalaciones, es el
Rincón Mágico del que os venimos a hablar hoy, denominado Aira o Eira. Indagando un poco en la web, para saber el origen de
las Airas en Galicia, me encontré con que la expresión se remonta al 1500.
Las airas a día de hoy, son parte
de ese patrimonio inmaterial que amamos en la aldea, donde se han vivido
multitud de experiencias de labores de campo y lúdicas transgeneracionales, de las que queremos que quede huella no solo
en el recuerdo de quienes lo vivieron sino para que formen parte de las memorias
venideras. Agradecemos de antemano la
aportación de información sobre las “AIRAS” a Muiñeira (+), Anibal, Peluso, Pimpollo, Oasis y
Bolboreteira, en este paseo histórico que vamos a hacer desde los años 1940
hasta la actualidad en las airas de la aldea de Gondulfes.
Aira es una pequeña
“parcela”, terreno llano de tierra o piedras próximo a las casas donde se
ponían los cereales y legumbres a secar, mallar o limpiar. En Gondulfes son
todas de tierra y la mayoría de las airas se encuentran integradas junto con
las casas de la aldea, como si de patios comunitarios se tratase, varias casas
tienen en medio este espacio de terreno compartido por los vecinos de las casas
que las rodean.
Debieron de existir unas 25 más o
menos repartidas por toda la aldea, algunas de uso individual y otras
colectivas. En la actualidad la mayoría se han convertido en huertos, jardines
o matorrales. Solo 5 se conservan como airas actualmente, las cuales se
continúan usando para almacenar leña, guardar aperos de labranza, espacio para
las gallinas…
Sobre los años 1970, Peluso
recuerda que existían las siguientes airas colectivas, entre varios vecinos del
entorno de la aira:
·
Una en el
barrio de la Torre.
·
3 en el barrio de los Pereiros.
·
3 en el barrio del Real.
·
Una en el barrio de Daquel cabo.
También había alguna individual
como la de Josefa, en el barrio del Real, al lado de la casa de Julio; la de Artemia, madre de Pepe (Cordobés), en el
barrio del Cadeado; otra pudo ser en el barrio del Pombal donde está hoy la
casa de Pepe (Rola), antes no había casas ahí.
En la aldea el sistema de trabajo
que había era mediante la cooperación vecinal, los vecinos se avisaban con
antelación los unos a los otros y así colaborar todos en el trabajo que tocase
realizar dependiendo de la época del año, cada uno con una tarea asignada. Al
terminar se hacía una gran fiesta popular en la aira para todos los
participantes. El señor de la casa a la que tocaba ir a hacer la faena se
encargaba de preparar el banquete para todos los vecinos y familiares que
ayudaban. Oasis recuerda que su abuelo siempre mataba un año grande o dos
cuando tocaba hacer la malla porque se juntaba mucha gente en su casa.
A continuación hablaremos sobre
los usos de la aira, donde en origen el protagonista era sin duda “La malla”.
A SEITURA
A principios de julio llegaba la
época de la “Seitura”, labor de siega y recolección de los cereales maduros,
trigo y centeno. En los años 1970 se hacía una cosecha abundante de cereales
para almacenar durante todo el año hasta la cosecha siguiente, necesarios tanto
para hacer harinas para humanos como alimento para el ganado. Prácticamente
todos los vecinos tenían vacas, cabras, ovejas, cerdos, conejos, gallinas,
burros o caballos (“macho” caballo para labranza).
Los días de siega, se juntaba una
buena cuadrilla de gente, empezaban por la mañana temprano, unos eran los
encargados de segar los cereales (trigo y centeno) con hoces “fouces en
gallego”, y otros ataban los “mollos” (montones de paja con el cereal atados,
ver foto). Estas labores eran realizadas tanto por hombres como por mujeres y
siempre lo hacían cantando. A media mañana se tomaba el almuerzo en la tierra de labradío “leira en gallego” y luego a comer a casa.
Al terminar de segar, se
preparaba la carrada, se apañaban los mollos al carro tirado por vacas, los
cuales se fueron sustituyendo en el tiempo por carrillos tirados por un
caballo, desde la tierra de labranza hasta la aira.
Una vez en la aira se hacían dos
medas con los mollos (mollos apilados unos encima de otros) uno de trigo y el
otro de centeno, donde se dejaban terminar de secar al sol y aire, para después
realizar la malla el día acordado por los vecinos.
(foto de Wikipedia cogiendo paja
con una forcada madera y construyendo la meda o palleiro)
A MALLA
Tras la labor de la seitura, venía la labor de la malla, separar el grano de la paja. Para esto había que
preparar las airas previamente. Por los años 1940, unos eran los encargados de
barrer la aira, otros iban por las calles de la aldea recogiendo las “bostas”
(heces de las vacas) por donde hubiera para juntarla toda, amasarla y después
con un “fachuco” (atado de paja más pequeño que el mollo, utilizado para barrer)
se barraban las airas (extender la masa
de bosta), se hacía una especie de planchada artesanal con masa de bosta, la
cual se dejaba secar, se barría y luego se extendían los mollos sobre ella para
proceder con la labor de la malla propiamente dicha. (Audio en gallego
explicación de Muiñeira).
La malla en antaño se realizaba a
mano, con los “mallos”, utensilio formado por dos palos, uno más largo y otro
más corto unido por una pieza de cuero, que permitía un giro total, siendo el
palo más delgado el que cogía el mallador (persona que malla), y el más grueso con el que se golpeaba el cereal de forma horizontal al suelo, conocido como piértigo.
Un hombre se subía a la
"Meda" e iba bajando con cuidado los "mollos", para que el
grano no se desprendiese a otro situado al pie de la meda. Los malladores se
colocaban en dos filas, unos frente a los otros, los de un lado empuñaban los
mazos haciendo girar los piértigos en el aire y dejándolos caer de golpe sobre
las espigas y los del otro lado hacían la misma faena, así de esta forma con un
compás rítmico y acompasado, iban golpeando las espigas hasta que soltaban todo
el grano, mientras las mujeres escogían la paja.
Tras la malla, tocaba “peneirar”,
limpiar el grano y es aquí donde el elemento aire se tenía muy en cuenta, ya
que se aprovechaban los días de viento, para terminar de limpiar las impurezas
que quedaban mezcladas con el grano. Se llenaba la peneira (criba) del grano con restos de impurezas y desde arriba se
echaba a un cubo que estaba en el suelo, el aire se encargaba de eliminar la
mayoría de las impurezas, quedando el grano prácticamente limpio. Para luego
almacenarlo y conservarlo para todo el año.
El grano se llevaba a cuestas en
sacos a las arcas de madera o a las “Tullas”. Las “tullas” eran armarios de
madera, con boca amplia para echar el grano, y con trampilla abajo para sacar
el grano.
Con la paja sobrante se hacían
“feixes” (hierba atada para poder ser transportada por una persona). Cada
persona se ponía su “feixe” a hombros hasta el pajar o el lugar de la aira donde se construía el
“Palleiro”, por los especialistas en construirlo con los feixes que les iban
llevando los demás. El “Palleiro” podía medir de unos 6 a 10 metros. Era un
auténtico deporte de destreza y equilibrio subir con el feixe por una escalera
de madera sin barandilla y con una pendiente cada vez superior, si te caías el
feixe era el airbag (experiencia propia) PELUSO.
Fotos de cuatro generaciones de la misma familia en la aira familiar con el palleiro año 1973, 1989 y 2020 con leña secándose.
La paja del palleiro, luego era
usada principalmente para hacerle la cama al ganado dentro de las cuadras donde
se guardaban, que junto con tojos “toxos en galego” que
había debajo y las heces de los animales luego se obtenía el estiércol para
abonar las tierras de cultivo.
Aunque mi padre (nacido 1961) y mi madre (nacida 1964) apenas se llevan 3 años de diferencia, él recuerda realizar la malla de manera manual y ella ya recuerda la aparición de las máquinas trilladoras, mucho más prácticas, rápidas y efectivas, al separar el grano de la paja directamente, solamente con introducir "el mollo", por lo que esta actividad de años de historia desapareció. Oasis en cambio recuerda que venían a realizar la seitura unos señores de la aldea A Trepa del ayuntamiento de Riós (Ourense) con la máquina cosechadora (a finales de los 70 principios de 1980), los cuales iban pasando a cosechar con la máquina por todos los pueblos en los días acordados y cobrando sus servicios por horas. Cambio importante en el sistema de trabajo de la aldea, ya que antes se hacía mediante trueque, intercambio de favores, se ayudaban entre los vecinos. Se empezaba así a pagar dinero monetario por estos servicios prestados a terceros, y se ponía fin a una tradición de cientos de años, la malla en las airas. Consecuentemente se fueron perdiendo también otras costumbres en las airas.
Las medidas de protección
sanitaria de la época que se tomaban
frente a la brutal cantidad de polen expulsado por la máquina eran, ponerse un
pañuelo tapando boca-nariz (similar mascarillas protectoras Covid actuales) y
tomar ponche, hecho de vino tinto con huevos y azúcar. Decían que era bueno
para proteger los pulmones. PELUSO.
PALLEIROS DE HIERBA SECA
A finales del mes de junio, se
segaba la hierba a mano con guadañas, apareciendo con el paso de los años las
máquinas segadoras. Se segaba un día, se le daba la vuelta al día siguiente con
una horquilla de labranza “forquita en gallego”, para que se secase al sol por
el otro lado y el tercer día se apilaba en dos hileras a lo lardo se engazaba
con un engazo los restos de hierba, se colocaba el carro de vacas, carrillo de
caballo o tractor en la actualidad en medio de las dos hileras y se iba
cargando toda la hierba. Una vez se cargaba el carro se atapa con una cuerda y
se llevaba hasta la aira o pajar quien lo tenía, para hacer un palleiro de
hierba seca para luego dar de comer al ganado durante el invierno los días que
no podían salir a pastar. La hierba segada seca, al ser más corta que la paja se
subía al palleiro desde el carro con una “forcada” (apero de madera con un
mango largo y 3 púas más largas para coger la hierba).
La siega también se hacía por el sistema de cooperación vecinal mencionado. Una vez terminada se hacía una gran comilona en la casa familiar que tocaba ir a ayudar y fiesta en la aira con cánticos, bailes y juegos populares.
Desgranar garbanzos y habas.
Otro uso que se le daba a las
airas era poner a secar las legumbres como habas y garbanzos, una vez secos,
había que desgranarlos, algo muy divertido, ponerse encima con los pies, como si de un baile se tratara,
moviéndose encima de ellos se conseguía romper su cáscara para separarla de la
semilla. Con la ayuda de una criba se eliminaba la mayor parte de los restos de
la cáscara. Pero, normalmente se aprovechaban los días de viento, una vez
desgranado, se hacía el mismo proceso de limpieza con la peneira y el aire que con el trigo y el centeno antes mencionado. Luego se almacenaban y conservaban para todo el año.
LUGAR DE FIESTAS, BAILES Y JUEGOS.
Contaban los más mayores de la
aldea, la mocedad de la aldea de los años 1940 que una vez terminada la faena
de hacer la malla y el palleiro, en las airas se hacía una gran
celebración, se realizaban cánticos y
bailes populares. En concreto en Gondulfes se celebraba la fiesta patronal, de
Santa Elena de la Cruz, el día 14 de septiembre, San Antonio, 17 de enero, o el
Carnaval, la mejor de todas (fechas que varían cada año según calendario
gregoriano) a parte de las celebraciones propias por las labores de campo
marcadas por tiempos de labranza.
Siendo niños en los años 1970
jugaban en ellas al escondite, a las canicas, peón, a los pistoleros o al
fútbol. Raro era el día que no había algún herido, ya que cabe recordar que
eran lugares de tierra y alguna piedra había también. Juegos tradicionales
narrados en otro post del blog.
Las airas sin duda era ese Rincón
Mágico, donde se albergaban la mayoría de los recuerdos de nuestros mayores.
Lugares de reunión comunal laboral y
social, donde trabajaron, jugaron, cantaron, bailaron y se enamoraron.
En conclusión el aira es y era un
lugar de trabajos y usos varios de los vecinos copropietarios que desde tiempo
inmemorial por costumbre, vienen
desarrollando. Son lugares que no pueden ser cerrados con llave, dado que en
muchos casos están grabados por servidumbres de uso general o particular, es
decir, dejar paso, para una bodega, otra finca, etc.
En el transcurso de los años 1970 a 1990, prácticamente todas las labores manuales que se realizaban en la aldea, se fueron reemplazando o complementando con maquinaria. Las guadañas de segar hierba por máquinas de segar hierba, la cosechadora para hacer la seitura y malla, alpacadoras, tractores…por lo que las costumbres y labores de la aldea comenzaron a cambiar, llegando a quedar prácticamente en el olvido actualmente. Aproximadamente en el año 2000 se dejó de cultivar cereales, por ende de venir la cosechadora a la aldea. La aparición de la maquinaria agrícola trajo muchísimas facilidades y ayuda a los aldeanos, que ya por los años 1990 raro era no encontrar un tractor por familia con sus aperos para trabajar la tierra, desapareciendo así el uso de los carros de vacas y caballos, por ende desaparición de las vacas y caballos. Había quien podía prestar sus servicios con una segadora, alpacadora y demás maquinaria que hiciera falta, sustituyendo así progresivamente los trabajos manuales y del ganado usado para tal fin. Fue un alivio y descarga de mucho trabajo pero desde mi sentir, con la industrialización poco a poco se fue perdiendo algo muy importante, la humanidad, la unión de la gente de la aldea que desde siempre se habían ayudado unos a otros para poder sacar el mayor rendimiento posible en unión y cooperación.
Cuando yo nací, en mis recuerdos de finales de los años 80 y en adelante, todo esto narrado, sobre la malla, las fiestas en las airas, el carnaval del pueblo en las airas y demás actividades en las airas ya solo quedaban en las historias de mis mayores. Los cuales y creo que la mayoría de los que lo vivieron y aun viven para contarlo, reflejan en sus caras la misma expresión, esa expresión que alimentaba mi alma de amor, cariño y respeto por todos ellos. Su añoranza por aquellos tiempos siempre está presente. La frase más escuchada por mis oídos es "Fueron tiempos duros, pasamos mucha hambre y carencias, pero éramos felices, ya no se hacen fiestas como las de antes....Recuerdas cuando nos juntábamos todos en la aira de... cuándo ...." ese cuándo, que si los pocos que quedamos en la aldea no hacemos algo por dejar su huella se quedará en el corazón de los que sintieron esa magia.
Para terminar el artículo quiero
agradecer a todos los vecinos de la aldea que han aportado su grano de arena
con sus recuerdos dando vida a estas historias que a pesar de ser años duros de
trabajo, siempre lo amenizaban cantando y bailando. Especialmente a mi abuela,
conocida como A Muiñeira en la aldea, quien poco antes de fallecer recientemente hizo su
última aportación sobre las tradiciones de la aldea explicándome como se
preparaban las airas para llevar a cabo la malla (trataremos de subir su audio en redes con su aportación).
💖Gracias infinitas por ser y estar
en nuestro camino ahora y siempre💖
By: Rincón Mágico de Épona.
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Gracias gracias gracias k bonito poder ver reflejado nuestra historia .una historia d muchos trabajos pesados y esfuerzos de nuestros mayores pero a la vez muy feliz con union y alegria entre todos los vecinos y familiares ❤️❤️😍😍
ResponderEliminarGracias a ti por ser y estar ❤️🙏
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